EL DESTINO ME LLEVÓ A TAILANDIA

Escrito por:  Maria Barbena Triola 

Todo esto empezó a gestarse unos meses después de que mi vida hubiera sufrido cambios drásticos. Empecé a plantearme cosas; ¿había elegido la vida que estaba pasando por delante de mis narices?, ¿era feliz con mi trabajo?, ¿estaba creando algo de lo que estuviera orgullosa?, ¿era fiel a mi misma?… Las respuestas a muchas de estas preguntas dejaron claro que estaba viviendo por inercia.

Tenía 24 años, había llevado siempre una vida ejemplar (a ojos de mi familia, mis amigos, en el trabajo, etc), pero no era, ni mucho menos, la vida que había escogido yo. Había sido algo inconscientemente impuesto, el camino “socialmente correcto”, el que se supone que debes seguir para ser feliz en un futuro, con tu familia, tu trabajo de éxito y todo eso. Me rebelé contra eso, después de darle muchas vueltas. No estaba segura ni cómo empezar este cambio, pero lo primero que me vino a la cabeza fue irme a viajar.

SOLA.

Necesitaba respuestas y estaba dispuesta a salir a buscarlas. Sabía que sola era la única manera de conocerlas.

INSTAGRAM: @mariabarbena

 

Así pues, armé mi presupuesto a medio año vista, dejé el trabajo en julio de 2018 y me fui al sudeste asiático. Parece que lo hice todo muy rápido y que no existieron dudas, pero sí las hubo.

Lo de viajar sola no lo había hecho nunca, así que para empezar aproveché que tenía una amiga que quería ir a la India en sus vacaciones para ir con ella, y así acostumbrarme al “día a día” de mochilera para luego dar el paso a Tailandia sola.

Despedida en el Aeropuerto de Barcelona 

INDIA

sola direccIÓn tailandia

Me voy a acordar toda mi vida del primer vuelo que tomé sola después de separarme de mi amiga tras tres semanas en la India. Me lo pasé llorando, de miedo, de dudas, de echar de menos. Allí a miles de metros del suelo me entró todo, no podía imaginarme cómo serían mis días sin nadie al lado. Pero los miedos quedaron en el avión.

Desde el momento en que puse un pie a Tailandia todo fue muy fácil. En el aeropuerto de Bangkok me estaban esperando para llevarme a Samut Sakhon, donde hice un voluntariado con niños birmanos en un centro católico.

La experiencia fue espectacular, y me llenó de energías y fuerza para seguir con mi aventura. Luego empecé a recorrer, primero el norte, después Bangkok, después las islas. Pasé momentos de todo. Días en los que me sentía sola, sin muchas ganas de salir, las dudas se apoderaban de mí. Días en los que me invadía una sensación de libertad que en mi vida experimentado. Estaba empezando a ser dueña de mi vida con mis decisiones.

Esa libertad me invadía de felicidad, me sentía segura de mí misma, valiente. Poco a poco, los pensamientos positivos fueron ganando a los negativos, y solo atraía cosas buenas.

La gente que iba conociendo, los planes improvisados, las excursiones, las ciudades y pueblos nuevos que visitaba… de todo aprendía, todo me nutría.

Voluntariado en Samut Sakhon

KOH TAO Y EL BUCEO

Cuando visité Koh Tao hubo un antes y un después. Allí empecé a bucear, me saqué los dos primeros cursos de buceo recreativo. La isla, la gente, el ambiente y, sobre todo, este nuevo deporte, me dejaron alucinada. No creía cómo había podido vivir tantos años sin conocer lo que se escondía debajo del mar. Sentía que quería más, que era algo con lo que debía seguir. Me planteé renunciar a todo mi viaje y quedarme directamente a Koh Tao para formarme como buceadora, pero pudieron mis ganas de seguir conociendo países y pensé que si realmente tenía que hacerlo, volvería más adelante a Koh Tao.

Así lo hice, después de abandonar Tailandia viajé durante dos meses más. Me fui primero a Cambodja, luego Indonesia y, por último, Vietnam. No podría elegir entre los tres, estos países me dejaron sin palabras. Las ganas de bucear no cesaron, así que después volví a Koh Tao para formarme como buceadora profesional. Hice mi dive master, que duró dos meses, y luego empecé a trabajar guiando a mis primeros clientes. Bucear y que encima me pagaran por ello, un sueño hecho realidad.

Desde este momento, cambió la lógica de mi viaje. Me instalé en la isla y volví a casa para vender el coche y así poder pagarme el curso de Instructora de buceo. En el último año y poco, he estado viviendo en Tailandia dedicándome a ello (primero en Koh Tao y actualmente en Koh Lipe), aprendiendo día a día, y con la certeza de estar viviendo una vida que he elegido, y que me hace plenamente feliz.

LECCIONES DE VIDA VIAJANDO

Actualmente estoy parada en la isla de Koh Lipe esperando a que se calme toda la situación mundial por el COVID-19, pero mi intención cuando todo esto acabe es seguir dedicándome a ello.

Todavía me acuerdo de cuando me pasaba por la cabeza irme de casa y emprender ese viaje. Jamás hubiera imaginado todo lo que he vivido en los últimos casi dos años. Toda la gente que he conocido, todas las situaciones que he tenido que superar sola, que han sido grandes lecciones de vida, los preciosos sitios que he visitado, todas las puestas de sol… Doy las gracias a la María valiente que tomó la decisión aquel día. Pese a los miedos, pese a las dudas, sabía en sus adentros que este viaje iba a ser especial. Más que un viaje por el sudeste asiático, un viaje interior hacia lo más auténtico de mi ser.

MARIA BARBENA

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